miércoles, 10 de octubre de 2012

Las políticas universitarias y la crisis académica en Europa


Gremialistas de España, Italia, Alemania, Portugal y otros países advierten sobre los recortes y la caída de la calidad.
Por Agustín Saavedra
de Página/12


Recortes en investigación, podas de becas estudiantiles, caída de matrículas, reducción de derechos laborales son, entre otros, los efectos de la crisis económica en las universidades europeas. Durante la VIII Conferencia Mundial sobre Enseñanza Superior, que por primera vez se realizó en Buenos Aires, Página/12 dialogó con dirigentes sindicales de Europa, que hicieron una descripción urgente de los problemas que enfrenta la educación superior. Si bien los detalles varían según las regiones, las coincidencias auguran –hacen temer– “una merma importante de la calidad académica, así como del acceso a la universidad”.

La conferencia, que concluyó la semana pasada, fue impulsada por la Internacional de Educación y la federación docente Conadu. Durante los recesos de los paneles y exposiciones, este diario dialogó con gremialistas de España, Francia, Alemania, Italia, Portugal y Dinamarca.

“Hasta el año pasado, en España no habíamos sentido los efectos de la crisis en la educación superior”, dijo Pedro González, de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras. Sin embargo, “el actual gobierno (de Mariano Rajoy, del PP) ha establecido un presupuesto que recorta 250 millones de euros en la partida de universidades y les ha exigido a las comunidades autónomas que apliquen otro tanto ellas mismas”. Además, “se han reducido un 46 por ciento las becas de ciencia y tecnología y se ha congelado y disminuido el número de becas para los estudiantes universitarios en todos los niveles, desde grado hasta doctorado”, cuantificó González.

En Italia, como en varios países del sur de Europa, la crisis pone a la universidad en grandes dificultades: “Tenemos una nueva ley universitaria, que redujo fuertemente los derechos de los trabajadores y los espacios de cogobierno”, comenzó Alessandro Arienzo, de la Federación de los Trabajadores del Conocimiento. “Se redujeron las oportunidades de los jóvenes para acceder a la universidad y las de los investigadores. El empleo de los investigadores antes era de tiempo completo, ahora es un empleo temporario. Tenemos recortes de financiamiento, aumento de cuotas de estudiantes, es decir, nuestra situación no es muy diferente de la española.”

“En Portugal cambiamos de izquierda a derecha como en España, pero un poco antes –dijo Manuel Dos Santos, de la Federación Nacional de Profesores–. Los recortes son cada vez más anchos, sobre todo el año pasado, cuando fueron del 8,5 por ciento anual. Pienso que hoy las universidades están casi al mínimo de lo que es posible funcionar.” Dos Santos registró también una “caída la matrícula en un 10 por ciento respecto de años anteriores y no porque haya menos estudiantes, ya que aumenta la escolaridad, sino porque no hay muchas becas y básicamente por la crisis económica en cada familia”.

Versiones distintas presentaron los dirigentes gremiales de Francia y Alemania. “Durante el gobierno de Nicolas Sarkozy, el dinero de la educación superior estaba dirigido a universidades vinculadas con el petróleo o a universidades de excelencia, pero no había financiamiento para pequeñas instituciones”, dijo Cohen Jean-Hervé, del Sindicato Nacional de Enseñanza de Segundo Grado. “En Francia las dificultades que tenemos en la educación superior no son producto esencialmente de la crisis, sino de la ideología de los gobiernos, que ponen la concurrencia del mercado como primera prioridad”, observó Jean-Hervé. De acuerdo con el sindicalista, la asunción del presidente François Hollande obligó a los gremios a posicionarse de otra manera: “Durante diez años nos acostumbramos a decir no, a ser oposición, pero ahora tenemos que aprender a ser más constructivos, un verdadero desafío para nuestras organizaciones. Tenemos un nuevo gobierno de izquierda, que por supuesto no va a satisfacer todas nuestras demandas, pero creemos que puede haber una distribución más igualitaria”.

El caso alemán es diferente: “No hay ninguna crisis –aseguró Andreas Keller, del Sindicato de Educación y Ciencia–. En los ’70 tuvimos un millón de estudiantes y 40 mil profesores catedráticos. Ahora tenemos dos millones de estudiantes, todavía 40 mil profesores catedráticos y un aumento de las otras categorías docentes”. Los conflictos aparecen en los primeros escalafones de la docencia: “El 90 por ciento de los colegas que no son catedráticos tiene contratos temporales”, indicó Keller. Pero esta situación, “más que una coincidencia de la crisis, es una ideología de las universidades en mantener a los profesores de esa forma”, sostuvo. “Otra causa puede ser un programa del Estado que se llama Iniciativa de Excelencia, por el cual se asigna un financiamiento de cinco años a las universidades. Entonces hace que las universidades contraten por un tiempo reducido, porque no saben si en cinco años recibirán otra vez el dinero.”

La precarización laboral en las universidades parece lugar común. En España “han anunciado una modificación de la ley de universidades que va a conllevar que no se sustituya a ningún profesor que se jubile en los próximos años –dijo González–. Y hoy no se están renovando los contratos de profesores que tenían una contratación a tiempo parcial, o interina”. El italiano Arienzo concluyó: “La crisis es un hecho y tenemos que enfrentarla. Pero la forma en que la crisis es utilizada como herramienta para reducir al sector público, eso es ideología”.
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