viernes, 29 de noviembre de 2013

La calle, adentro y afuera: 'Pasacalle' de Bernardo Corces


Una excelente muestra que no podía pasar inadvertida. En las dos salas de la Galería Rusia, Bernardo Corces montó sus obras caracterizadas por su poética conmovedora, llena de belleza cotidiana, donde 'recicla' la calle: sus desperdicios, sus vestigios de un devenir pesado, triste, casi desgarrador, pero que en la visión del autor no pueden sino hablarnos de belleza y de esta en dualidad con el dolor.

En la sala blanca de Rusia se descubre un pasacalle cuya única inscripción son las sombras de elementos hallados, recogidos, desechados. y el sonido generados por estos.

Es una ingeniosa condensación de la quietud-agitación y la multiplicidad-unicidad que el espacio urbano, la calle, le ofrece a quien transita por él: un mediodía en el microcentro lleno de gente y de ruido, o una siesta, una noche de soledad donde apenas se escuchan algunos sonidos tímidos.

En la sala negra al entrar sorprende casi como un atropello un carrito que lleva un torbellino de botellas iluminado desde el interior, y en el fondo, proyectada "como luz" una bicicleta, que tira o arrastra, real y a la vez ilusoriamente esa carga. En una pared, iluminados calurosa y sugerentemente, comunes compañeros del transitar por la calle, de un viaje en colectivo: un boleto, una estampita de algún santo popular, y un pequeño texto que sólo enuncia la existencia de una hermana no vidente por la cual se pide ayuda. Hay una denuncia sutil enmascarada en ese ordenamiento prolijo, agradable, atrayente, porque esa carga de desechos plásticos tiene luz propia, porque es el material contundente que se eleva encarnando cierta nobleza, porque ni quien acarrea esa carga, ni quien maneja la bicicleta, ni siquiera la bicicleta misma están ahí, sino sólo podemos saber de ellos por imágenes, por los desechos recogidos, porque quien pedalea diariamente la bicicleta es todo aquel que no puede hacerlo sino sólo a través de la realidad rotunda, ineludible de su trabajo duro, forzado, alienante. Estas obras redimen a sus protagonistas, los personajes de la calle que lo construyen desde su lugar; para ellos, estas palabras.










































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