Ayer se inauguró en El Pasaje, Galería periférica, la muestra RE impresionistas, de los artistas
Camila Caram,
Ludmila Ríos Guillén,
Maximiliano Ferreyra,
Pierina Illuminato y
Sol Rodríguez Díaz.
La propuesta de este grupo de artistas en esta ocasión se trata de reversionar el movimiento impresionista, uno de los movimientos de fines del siglo XIX de gran importancia en el arte y en las vanguardias posteriores. Sin embarrarse en la mímesis de la realidad percibida al estilo impresionista,
reinvindican la re-creación transitando de otra manera las cosas ya dichas y hechas en el arte, como bien lo postulan en el catálogo.
La obra de Maximiliano Ferreyra, una pintura realizada sobre un material de embalaje, es una clara muestra de innovación tanto en el soporte como en la propuesta pictórica. Más que la primera mirada de un paisaje a la luz del sol plasmada en la imagen, es a mi entender la primera impresión de un estado interno de la psique, de un pensamiento, de una fantasía. Es la percepción de la interioridad subjetiva más que la primera impresión de una realidad objetiva. A mi criterio, esta pieza no se agota en el movimiento impresionista, sino que transita otros momentos del arte y recuerda a enfoques más metafísicos: desde el Jardín del Bosco hasta los paisajes de Dalí, activa muchas citas…
La pieza de Sol Rodríguez Díaz vira más hacia el uso de los colores, esos colores fuertes y estridentes, puros, pero no del pigmento sino del plástico. En una contundente palabra, lo que puede ser la primera impresión de una mujer conformada de juguetes de plástico hablan de la compleja estructura social y de los prejuicios que acarrea; de una manera muy fresca y actual, la cuestión de género reaparece desde un nuevo lugar. La figura de la mujer es otra.
La obra de Pierina Illuminato atiende mucho más a cuestiones formales y espaciales. Un cúmulo conformado por pequeñas formas, todas iguales pero de distinto tamaño y colores, recuerda a pinturas impresionistas pero con la amplia distancia de una composición joven, sin pintura, sin marco, sin bastidor: pequeñas formas ni dibujadas ni pintadas, sino cocidas en tela, revisionan y hablan igualmente del color y del espacio con un abordaje contemporáneo.
Retomando el bastidor y el lienzo blanco, pero resignificándolo, la pieza de Ludmila Ríos Guillén hace un doble giro en tanto elementos plásticos como montaje. No hay pintura en el sentido tradicional, pero hay empaste de cuentas y mostacholes cocidos al lienzo, conformando una composición que habla de la pintura en su ausencia, y que además resulta de difícil acceso, ya que se muestra la parte del reverso del bastidor con un foco a contraluz… La luz viene de adelante, pero de atrás del bastidor. El espectador ve el reverso y a su vez el anverso del lienzo se transparenta levemente debido a la fuente de luz que lo atraviesa.
La obra de Camila Caram, entre sutil y liviana, es un intento ingenuo, y por eso muy efectivo, de adaptar un material tan posmoderno como el plástico a un soporte tan tradicional como un bastidor. Bolsas de plástico de distintos colores se acomodan horizontalmente como pretendiendo remembrar algún paisaje calmo, alguna escena de descanso a la tarde, sin poder más que ofrecer su rotunda esencia sintética, manufacturada, desechable e ínfima, como todo lo que habla del siglo XXI.
En fin, una gran experiencia en que las luces, ficticias y reales, como la gran presencia del plástico en los distintos objetos utilizados en las obras, y las resoluciones formales y conceptuales conforman una muestra muy aprovechable y sumamente interesante. No dejen de visitarla, estará hasta el 22 de Agosto.
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Ventana de El Pasaje |
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Camila Caram |
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Ludmila Ríos Guillén |
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Ludmila Ríos Guillén |
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Pierina Illuminato |
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Maximiliano Ferreyra |
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Sol Rodríguez Díaz |
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